Laberintos
—¿Lo creerás, Ariadna? —dijo Teseo— El Minotauro apenas se defendió.
("La casa de Asterión" Jorge Luis Borges)
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No habrá nunca una puerta. Estás adentro y el alcázar abarca el universo
y no tiene ni anverso ni reverso ni externo muro ni secreto centro.
No esperes que el rigor de tu camino, que tercamente se bifurca en otro,
que tercamente se bifurca en otro, tendrá fin.
Es de hierro tu destino como tu juez.
No aguardes la embestida del toro que es un hombre y cuya extraña
forma plural da horror a la maraña de interminable piedra entretejida.
No existe. Nada esperes. Ni siquiera en el negro crepúsculo la fiera.
(“Laberinto” Jorge Luis Borges)